M i Dios, pues, suplira todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesus." (Filipenses 4:19).
Esta promesa escrita hace 20 siglos es maravillosa, pero ¿seguirá vigente en la tercera década del siglo 21?
Si se les preguntara a Alfredo y a Silvia Barreno, ellos responderían: “Sí, sigue siendo verdad”. Ellos saben por experiencia que Dios lo suplirá todo.
Alfredo salió del Ecuador hacia los Estados Unidos a la edad de 19 años con la intención de escapar de la pobreza. A los 21 años conoció a Silvia y se casó con ella. A través de la influencia de su hermano, Alfredo llegó a conocer a Cristo. Con Silvia visitaron la “Iglesia Wesleyana Príncipe de Paz” en El Monte, California, donde conocieron a los wesleyanos.
En 1996 Alfredo plantó una iglesia en El Monte. Dos años después recibió el llamado para plantar una iglesia en Garden City, Kansas. Allí, un agricultor a quien Alfredo y Silvia estaban dando clases de discipulado, los invitó a iniciar una iglesia en un edificio desocupado que él tenía en Deerfield, Kansas. Durante dos años, Alfredo y Silvia pastoreaban las dos iglesias hasta que se pudiera conseguir a un pastor para la congregación en Deerfield.
En 2004, los Barreno se trasladaron a Topeka, Kansas, para plantar una cuarta iglesia. Siete años después, Alfredo fue el director de Ministerios Mispanos para La Iglesia Wesleyana en Indianápolis, Indiana. Para entonces, tanto Alfredo como Silvia habían llegado a ser ministros ordenados. Mientras Alfredo se dedicaba a su nuevo trabajo en la sede internacional de La Iglesia Wesleyana, Silvia fue pastora de la “Iglesia Wesleyana Amistad Cristiana” en Carmel, Indiana.
En 2016 sintieron el llamado de ir al estado de Florida, y Silvia dijo: “¡No más de plantar iglesias!” Sin embargo, les llegaron invitaciones para plantar una iglesia. El problema fue que no tenían edificio ni dinero.
Al conversar con el superintendente del Distrito de Florida, Patrick Styers, éste les desafió, como plantadores de iglesias, a recaudar sus propios fondos de entre sus amigos y las iglesias que habían plantado.
Alfredo respondió: “Esto funciona en la comunidad anglosajona, pero en la comunidad hispana se suele decir: ‘no tengo dinero, pero te doy mi trabajo’”. Alfredo sabía que en las primeras etapas de plantar una iglesia, el dinero es más importante que el trabajo.
Mientras se reunían con el superintendente del distrito, Alfredo recibió el mensaje de una conocida que le dijo: “Soñé contigo; considerabas un proyecto de plantar una iglesia y estabas emocionado; dijiste que sí”.
Ellos saben por experiencia que Dios lo suplirá todo.
Antes de trasladarse a Florida, Alfredo había asistido a un culto en la sede de la Iglesia Wesleyana donde oyó hablar al Dr. Ed Love, el Director de Multiplicación de Iglesias. El Dr. Love, no sabiendo del llamado de los Barreno a Florida, dijo: “Confía en Dios. Plantarás aquella iglesia. Dios proveerá”. Alfredo miró a su alrededor para ver a quién Love se dirigía. Concluyó que el Espíritu Santo le hablaba a él.
Los Barreno le dijeron al Superintendente Styers que plantarían una iglesia en Florida, pero cuando intentaron comprar una casa allí, el banco les negó porque aún no tenían empleo estable. Además, cuando plantaron las anteriores iglesias, sus hijos habían formado parte del equipo ayudándoles con la música y otros ministerios. Sin embargo, ahora sus hijos eran adultos y se quedaban en Indiana.
Pero, al vender su casa en Indiana, Alfredo y Silvia se encontraron con suficiente dinero para comprar un apartamento en Florida. Y se acordaron de la promesa: “Dios suplirá”.
Tanto Alfredo como Silvia consiguieron empleo de tiempo parcial y el distrito suplió algunos fondos. Luego Alfredo conoció al presidente de la asociación de su comunidad del apartamento. Cuando éste se enteró de que Alfredo era ministro, dijo: “¡Usted es una respuesta a la oración! Yo le pedía a Dios un pastor para esta comunidad. Mi madre no ha podido asistir a la iglesia por largo tiempo. ¿Vendrán a hacer un culto y servir la Santa Cena?” Así fue como la Conexión Cristiana comenzó en 2017 en una casa con un culto en inglés. Con el tiempo, el presidente les ofreció el uso del edificio comunitario. Otra vez, Dios proveyó.
Pero cuando se cambió al presidente del edificio, enfrentaron otro obstáculo, pues el nuevo presidente, un ateo declarado, no quiso que una iglesia se reuniera en el edificio comunitario. De repente no tenían lugar donde reunirse, ni equipo de sonido ni sillas.
Entonces el Rev. Joe Jackson, pastor anterior de la “Iglesia Wesleyana Savanna” (ahora la Iglesia Wesleyana “Rise”) en la ciudad de Wesley Chapel, Florida, les ofreció el uso de las instalaciones de su iglesia gratis por tres meses. Una vez más, Dios había suplido, y hasta el día de hoy la iglesia “Conexión Cristiana” sigue reuniéndose allí.
La Conexión Cristiana ha crecido hasta ser un grupo de 60 personas, y hace algunos domingos la asistencia llegó a 73.
Los Barreno, comenzando la tercera década del siglo 21, se aferran a la promesa de Filipenses 4:19 y testifican de su vigencia, confiados que Dios suplirá.