Conocer a Jesse LaForest es encontrarse con alguien que ha dedicado su vida a buscar a Jesus y darlo a conocer. Sin embargo, su camino hacia la fe en Jesus no ha sido nada facil.
Tras servir en la guerra de Irak como soldado de infantería y ser un alcohólico en recuperación, Jesse experimentó las profundidades del dolor humano y anhelaba la salvación. A pesar de sus numerosas pruebas, Jesse se aferra a la esperanza, manteniendo un optimismo contagioso hacia la vida como seguidor de Cristo. Él es un ejemplo vivo de cómo una vida que aprovecha al máximo cada oportunidad de compartir el amor de Cristo con los demás puede producir una diferencia transformadora en el mundo.
Jesse creció en una familia que valoraba profundamente la fe en Jesús. Reconoce la influencia de su abuela y su madre como la base de su relación con Dios. Aunque está agradecido por su educación, admite que el ambiente tan estricto que vivió en relación con la vida en la iglesia le sirvió de motor a su rebelión tras unirse al Ejército.
Mientras estaba en al Ejército, se alejó del camino de Jesús y se refugió en otros medios de satisfacción, como el alcohol. Él insiste: “Nunca, nunca dije que Dios no existiera. Simplemente, me alejé de la fe y de practicarla porque quería encajar”.
Aun así, en medio de su período rebelde, Jesse recuerda cómo Dios permaneció presente y activo. Recuerda las conversaciones nocturnas sobre Dios con sus camaradas y cree de todo corazón que Dios lo protegió a él y a sus compañeros soldados en la batalla. Jesse fue miembro de la Tercera División de Infantería en la invasión inicial a Irak. Afirma: “Durante la invasión, fuimos la punta de lanza del Ejército, toda mi brigada. Éramos unos 6.000 soldados. Nos enfrentamos a algunas de las tareas más peligrosas por las que luchó el ejército. Al final de todo eso, solo perdimos cinco soldados”. Considera que el compromiso con la oración de su comandante de brigada fue clave para la supervivencia de su unidad.
Fue necesario tocar fondo con su alcoholismo para que Jesse despertara a su necesidad de Jesús. “Si alguien pregunta alguna vez”, confiesa, “Siempre es eso. Fue el alcohol lo que me destruyó porque si me hubieran abandonado, y Dios no me hubiera rescatado, no estaría aquí”. Describe cómo Dios colocó estratégicamente en su camino a personas que vieron su lucha desesperada y se preocuparon lo suficiente para insistir y conseguirle la ayuda que necesitaba. Fue en el centro de rehabilitación, hace más de cuatro años, donde oró: “Señor, estoy harto de esto” y, según sus palabras, “totalmente rendido”.
Después de esa oración, dice que una bombilla se encendió y experimentó un cambio radical en la trayectoria de su vida. Inmediatamente, empezó a compartir el evangelio con cualquiera que quisiera escucharle, incluidos los que estaban en rehabilitación con él. En julio 2024 celebrará cinco años de sobriedad.
Jesse continuó desarrollando su fe escuchando sermones y leyendo libros, pero sintió la necesidad de unirse a una comunidad de fe. Quería más. Además, debido a su amor genuino por las personas y su deseo de bendecir a los demás, buscaba maneras de ayudar a los quebrantados y heridos que encontraba.
En 2022, su compañero de habitación le sugirió que visitara la iglesia Framework Church en Presque Isle, Maine. Al instante se sintió como en casa. Cuando Jesse habla de su amor por Framework, aprecia lo fácil que es traer gente con él debido a lo bien que la iglesia los ministra y los ama, lo cual es una cualidad importante para él.
El Pastor Principal de Framework, Jason Blaikie, ha tenido el privilegio de ver el efecto de la fe de Jesse en los demás. Él dice: “Una de las cosas que siempre he apreciado de Jesse es que siempre está en misión, lo cual es un gozo ver. Creo que su misión desde el ejército hasta ahora ha cambiado. Le apasiona discipular a las personas. Está en la calle evangelizando, hablándole a la gente de Jesús y construyendo relaciones. Se le da muy bien hablar con la gente y compartir su historia. Ahora sirve en el ejército de Dios. Jesse dice que su pasión por unirse a la misión de Dios proviene del uso que Pablo hace de su libertad en 1 Corintios 9:19-23, donde escribe acerca de hacerse como todos para ganar algunos.
Debido a Jesse y su dedicación por compartir el amor de Jesús, Framework Church ha sido desafiada a cambiar su enfoque ministerial. El pastor Blaikie explica: “Jesse visita la comunidad, encuentra a personas que están luchando, sin ninguna pena les habla de Jesús y luego les explica qué es la iglesia. Lo hace de una manera que se relaciona con quienes son. Él tiene una profunda pasión por ganar a la gente para Cristo”.
El pastor Blaikie cuenta historias de aquellos que recientemente decidieron seguir a Jesús y ser bautizados gracias a Jesse. “Jesse ha traído tanta gente nueva que hemos tenido que buscar maneras de proporcionar transporte para quienes no lo tienen”. La iglesia también ha tenido que pensar en lo que significa pasar por el proceso de restauración y recuperación. El pastor Blaikie dice que todo se debe al compromiso de Jesse de compartir el evangelio.
Un sentido de urgencia impulsa a Jesse mientras habla de su deseo de que otros conozcan a Jesús. Siempre tiene presente la venida de Jesús mientras se plantea la pregunta: “¿Qué estoy dejando atrás para que otros lo encuentren?”
Cuando se le preguntó qué le ha enseñado Jesse acerca de Jesús, el reino de Dios y el evangelio, el pastor Blaikie describe la forma en que Jesse trata a las personas, como familia y realmente ejemplifica lo que significa amar a otros como Jesús. El pastor Blaikie dice: “Cuando lees acerca de cómo Jesús simplemente se detenía y ayudaba a la gente, lo entiendo más observando la vida de Jesse”. Incluso cuando Jesse habla acerca de lo que significa para él obtener un aumento en el trabajo, menciona lo emocionado que se siente al pensar en más oportunidades para ayudar a la gente.
Jesse es un ejemplo inspirador de cómo una vida dedicada al camino de Jesús puede tener un gran impacto. A los que luchan por vivir su única vida por amor a Jesús, Jesse les diría: “Entrégasela a Dios. Ríndete a Dios. En eso nunca te equivocarás”.